EL CREADOR – Neville Goddard 

Encontrarás esta noche muy práctica y no obstante será una hora muy espiritual, pues voy a hablarte del Creador.

En la carta de Pablo a los Romanos él dice: “Todas las cosas invisibles de Dios se hacen claramente visibles, siendo entendidas por medio de las cosas hechas.” El hombre está llamado a mirar lo hecho, con el fin de descubrir al Dios invisible.

¿Cómo? Cuestionándose a sí mismo. Mira a tu alrededor y trata de recordar cuando no había nada que apoyara tu creencia en el presente, pero tenías un pensamiento y soñabas un sueño de que algún día tendrías lo que ahora es tuyo. Si puedes recordar, has encontrado que el Creador es tu propia maravillosa imaginación humana. ¿Podría ser eso Dios?

Ahora, en el siguiente verso Pablo afirma: “A pesar de que conocían a Dios no le glorificaron como a Dios.” Después de haber encontrado la relación entre las cosas visibles y el acto imaginario, ¿glorificas a tu imaginación como a Dios? ¿O te vuelves hacia imágenes a semejanza del hombre mortal, aves, animales o reptiles y crees que son la causa porque parecieron ayudar a traer tu acto invisible a la existencia?

Si te vuelves y crees que algo en el exterior es la causa de tu buena fortuna (o de tu mala fortuna) estás renunciando a la verdad acerca de Dios por una mentira, y adorando a la cosa creada en vez de al Creador.

En lugar de eso, deberías relacionar tu mundo externo con una actividad imaginaria interior.

Si no aceptas el hecho de que Dios es la causa de todo en tu mundo externo, entonces no glorificas a tu imaginación como a Dios.

Lee esta maravillosa revelación en el capítulo 1 de la carta de Pablo a los Romanos, versículos del 20 al 25.

Detente por un momento y ve si no puedes relacionar tu mundo circundante con un acto imaginario. Luego glorifica a tu imaginación como a Dios.

No continúes simplemente reconociendo que tus pensamientos crean tu realidad, sino acepta esos pensamientos por lo que son, y eso es Dios en acción.

Y no le entregues tu poder creativo a un hombre mortal, creyendo que él fue la causa de tu buena fortuna (o de tu infortunio).

El hombre es la imagen de Dios – lo creado, y no tu imaginación – el Creador.

La Biblia comienza con esta nota: “En el principio Dios creó los cielos y la tierra.” Aquí vemos que Dios creó el interior, (pues se nos dice que el cielo está dentro y Dios está en su cielo) y creó la tierra, que está fuera.

¿Cómo trajo Dios la tierra a la existencia si está en el exterior y Él está en el cielo en el interior?

Por el acto de moverse: “El espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.” Aquí nos encontramos con que el movimiento es la causa, que sin movimiento es imposible producir nada.

¿Y cómo se mueve Dios? A través del acto de imaginar.

Ahora bien, el movimiento solamente puede ser detectado por un cambio relativo a un marco fijo de referencia.

¿Qué harías para moverte de donde estás ahora y lo que eres ahora a donde quieres estar?

¿Verían tus amigos un cambio en ti? ¿Parecería diferente tu mundo externo?

Tómate tiempo para resolver tu deseo, y cuando lo tengas claramente definido muévete en tu imaginación.

¿Cómo sabes que te has movido? Mirando mentalmente tu mundo y viendo su cambio.

Mientras estás sentado aquí en el Club de Mujeres de Los Ángeles, [en tu imaginación] puedes situarte en Union Square en San Francisco, desde donde verás el Hotel St. Francis.

Date la vuelta y mira hacia el otro lado de la plaza. Luego camina por Market Street, y mientras miras los escaparates de las tiendas siente que estás allí pensando que Los Ángeles se encuentra a 500 millas al sur de ti. Si estás viendo los objetos familiares (calles, tiendas…) de San Francisco, y Los Ángeles se encuentra a 500 millas de distancia, ¿no estás tú allí?

Ahora, no puedes ser de doble ánimo.

“No piense el hombre que recibirá cosa alguna del Señor si él es de doble ánimo, pues no es nada más que una ola del mar que es movida y sacudida por el viento.”

Si mi deseo es estar en San Francisco, debo dormir esta noche como si yo ya estuviera allí. Y mientras me estoy quedando dormido, debo pensar que el lugar que antes sabía que era mi hogar (que es Los Ángeles) ahora se encuentra a 500 millas al sur de mí.

Ése es un movimiento, y sin movimiento es imposible traer nada adelante en este mundo. Esto es cierto de todas las cosas, pues en el principio Dios creó el interior y el exterior, luego Él se movió y la creación comenzó.

Todo está dentro de ti y puede ser traído a la existencia por medio de esta simple técnica.

Deseoso de visitar a mi familia en Barbados, yo dormía en la ciudad de Nueva York como si estuviera en Barbados y pensaba que la ciudad de Nueva York se encontraba a 2.000 millas al norte de mí.

Entonces recibí una carta de mi hermano que justificaba el viaje y lo planificaba cubriendo todos mis gastos personales.

Yo no le había escrito a mi hermano pidiéndole ese dinero, pero mientras estaba durmiendo físicamente en la ciudad de Nueva York e imaginándome en Barbados, mi hermano tuvo el impulso de escribirme y darme razones por las que yo debería ir a casa.

Yo no había estado allí en doce años y la familia me necesitaba para estar al completo.

Él justificó su carta; justificó el plan para el viaje y los gastos que acarrearía realizarlo, mientras que yo – sin un centavo – simplemente imaginé que ya estaba en Barbados.

Yo sabía exactamente lo que había hecho, y creo que todas las cosas son hechas por Dios y sin Él no hay una cosa hecha que se haga; de esta manera he encontrado que Dios es mi imaginación humana.

Entonces ahora, ¿voy a caer en la trampa y no Le voy a glorificar como a Dios sino que me volveré a una imagen a semejanza de un ser humano y diré que él fue la causa de mi viaje?

¿Voy a darle [todo el] crédito a mi hermano que me envió el plan para el viaje y le notificó a la compañía naviera que me emitiera un billete? ¿O voy a recordar al Dios que descubrí? Esto es lo que Pablo está preguntándole a todo el que lee su carta. Después de haber encontrado a Dios, ¿vas a glorificarle como a Dios? ¿O vas a intercambiar la verdad acerca de Dios por una mentira?

Nada te ha sucedido nunca que tú no pusieras en marcha en tu imaginación.

Te digo: puedes ser cualquier cosa que quieras ser, pero cuando expreses tu petición, tu deseo tiene que ser genuino. Debes quererlo tanto que estés dispuesto a permanecer fiel a tu cambio de posición.

No puedes asumir [o suponer] que tienes tu deseo por un pequeño momento y luego regresar a tu estado anterior, porque si lo haces eres un hombre de doble ánimo y no recibirás cosa alguna del Señor (como se nos dice en el Libro de Santiago).

Si quieres ser exitoso en los negocios, puedes serlo. No me importa a cuantos acreedores les debas, o lo que el banco dice que tienes; si asumes el éxito y persistes en esa asunción no puedes fallar.

Esta es la ley por la que todo el mundo vive.

Toma mi mensaje en serio. El Dios del que se habla en las Escrituras está sentado aquí mismo. Él se encuentra en cada persona como su maravillosa imaginación humana.

Cuando dices, “Yo soy”, eso es Dios. Si ahora mismo estás asumiendo que eres una persona distinta a la que la razón te dice que eres y yo te pregunto, “¿Quién está imaginando?”, tú dirías, “Yo soy”.

En ese mismo momento has pronunciado el nombre de Dios y todas las cosas son posibles para Dios.

De modo que sin el consentimiento de nadie tú puedes moverte de donde estás a donde te gustaría estar por un simple cambio de actitud. Pero tu movimiento debe fijarse de manera que cuando te levantes o acuestes permanezcas en esa actitud, pues el estado al que tus pensamientos constantemente regresan constituye tu morada, y tu mundo está siempre exteriorizando tu morada (o el estado que ocupas habitualmente en tu imaginación).

Ahora, todas las cosas invisibles de Él desde la creación del mundo se hacen claramente visibles por medio de las cosas hechas, así que cuando entran en tu mundo puedes reconocer tu propia cosecha.

La recogerás de todos modos, pero – inconsciente de lo que has estado haciendo has intercambiado la verdad acerca de Dios por una mentira. ¿Cómo? Intercambiando al Dios inmortal que es tu propia maravillosa imaginación humana por una imagen de un hombre mortal.

Porque un hombre fue el instrumento [elegido y usado por Dios – tu Yo Superior] para ayudar a que tu deseo se cumpliera, crees que ese hombre es el que lo causó, cuando eso es una mentira.

Si esta noche tú heredaras una fortuna no pienses que la persona de la que pareció venir fue la causa. No. Antes de ese acontecimiento tú asumiste la riqueza. Él fue sólo el instrumento, el actor haciendo su papel que es darte el dinero. Podría haber venido de un total desconocido. No necesitas [tener] un tío, una tía o un abuelo rico.

En mi propia familia, mi hermano Víctor se hizo amigo de un hombre que, al final de su vida, le dejó una suma muy grande de dinero a él. Víctor tenía un ardiente deseo de tener dinero y nunca tuvo una mente dividida. Él quería riqueza más que cualquier otra cosa y creía que el dinero era poder. Estaba cansado de la pobreza y, al soñar con la riqueza, su mundo se pobló con gente que traía oportunidades para hacer más y más dinero. Ahora bien, si Víctor se olvida de la causa, se volverá del Dios inmortal a una imagen a semejanza de un hombre y afirmará que él (ese hombre) fue la causa de su fortuna, cuando no es así en absoluto.

Os digo a todos: puedes ser cualquier cosa que quieras ser, pero no puedes ser de doble ánimo. Se te dijo, “Que nadie crea que – si después de haberse mirado en el espejo, se da media vuelta y olvida lo que él parece [ser] – recibirá cosa alguna del Señor, pues el hombre de doble ánimo es inestable en todos sus caminos”.

Muchas personas dirán que quieren algo hoy, pero se olvidan de ello a la semana siguiente. No estoy hablando de una pequeña cosa mágica donde puedes agitar una varita y tu deseo de pronto aparecerá. Esta ley se basa en un principio. Si quieres algo, puedes tenerlo, pero debes estar dispuesto a renunciar a lo que eres ahora a fin de ser lo que quieres ser. Ese es el único precio que pagas.

No se requiere ningún sacrificio fuera de renunciar al estado en el que te encuentras y moverte al estado en el que quieres estar, pues son sólo estados.

Recuerda, sin movimiento es imposible producir nada, pues todo vive en un mundo invisible. ¿Sabes de alguien que te felicitaría si oyera buenas noticias sobre ti? Tráelo a tu mente y permítele felicitarte.

Ahora bien, el poder de cualquier acto imaginario está en su implicación.

Si él te está felicitando por tu buena fortuna, entonces tú debes de haberla recibido ya, así que acepta su felicitación como un hecho. Haz eso y te has apropiado subjetivamente tu esperanza objetiva. Con la esperanza de que un día él sabrá de tu buena fortuna y te felicitará, has ido adelante en el tiempo, has entrado en el estado y le has permitido felicitarte.

Ahora ocúpate de tus asuntos, [sigue con tu vida], y cuando pienses en él déjale saber (en tu imaginación) que está enterado de tu buena fortuna y ese día en que se exteriorizará llegará. Y cuando llegue ese día (y él lo sabrá) te felicitará por tu buena fortuna en el exterior, tal como lo hizo la primera vez en el interior.

En el Libro de Romanos, en el capítulo 4, versículo 17, Pablo nos dice: “Dios llama a las cosas que no se ven como si se vieran y lo invisible se hace visible.” ¿Cómo lo hace? Mediante el acto de movimiento. Me muevo y lo que era invisible se hace visible. Te veo ahora, pero me has contado tu deseo. Es invisible, pero mediante el acto de moverme puedo ver tu cara radiante de felicidad porque tu deseo ahora ha tomado vida y sustancia. Me he movido, y al hacerlo te veo de modo diferente.

Ahora, si me muevo de lo que soy a lo que me gustaría ser, tú seguirás siendo mi amigo; de modo que en mi imaginación te dejo verme como habrías de verme si las cosas fueran como yo quiero que sean, y ahí me quedo (permanezco). No puedo ser de doble ánimo y dejarte verme en mi anterior estado, sino que debo persistir en mi nuevo estado hasta que llegue a ser (o se vuelva) natural [para mí] y se exprese en mi mundo.

Esto es cierto de todo lo que hagas, no me importa lo que sea. Si quieres ser conocido, lo serás, independientemente del hecho de que comiences tu asunción sin nada que sustente tu afirmación.

Simplemente atrévete a asumir que [lo] eres, pues tus asunciones – aunque sean negadas por tus sentidos – si persistes en ellas se convertirán en hechos exteriorizados en tu vida.

Un amigo recientemente me contó que él puso en marcha su pequeño restaurante en Oahu con sólo 180 dólares en el banco y muchos deudores. Esto fue hace sólo unos años. Esta noche el valor estimado de su negocio es de más de 100.000 dólares, y él está contemplando la posibilidad de expandirlo a San Francisco. Conozco bien a este caballero. Nacido y criado como un ferviente católico, en su mente él sigue siendo un cristiano, pero no sigue el catolicismo más. Cuando él oyó mis palabras las creyó, las aplicó, y las cosas funcionaron. Luego olvidó y recordó de nuevo y volvió a olvidar.

Ahora está recordando, y espero que esta vez la memoria sea permanente. Él emprendió su negocio de una manera muy modesta, manteniendo su convicción de que era un éxito, y las cosas sucedieron para hacer que así fuera; pero ellas (las cosas) no fueron la causa.

Su éxito fue causado por su imaginación.

Cuando las cosas empezaron a no ir muy bien él se acordó de la ley. Recordó que las cosas negativas que le estaban sucediendo estaban causadas por sus pensamientos de modo que los cambió, y ahora tiene esta maravillosa oportunidad de expansión.

Yo digo: todo es posible para cualquier persona que sepa quién es ella. La persona promedio no conoce a Dios, pues si lo conociera glorificaría a su imaginación como a Dios.

Aquellos que conocen a Dios han descubierto que cuando imaginan un estado algo ocurre y toma forma en su mundo. Es posible que hayas leído en el periódico de ayer sobre esta chica joven que había visto la televisión, leído los diarios, y escuchado atentamente la radio hablando de los muchos asesinatos que estaban sucediendo a su alrededor y ella cogió miedo.

Durante dos meses durmió con un cuchillo bajo la almohada, decidida a usarlo si fuera necesario. Entonces, una noche, oyó un ruido procedente de la cocina. Vio una sombra y sintió un cuchillo en su garganta. Un hombre alto y rubio, de metro noventa aproximadamente, con el cabello hasta los hombros y de unos 86 kilos de peso le dijo: “Quítate el pijama”.

Mientras se levantaba de la cama todos los pensamientos que ella había imaginado vinieron a su mente. Metió la mano bajo la almohada, agarró el cuchillo y comenzó a apuñalarlo por toda la espalda hasta que él corrió para salvar su vida. Todo lo que ella había imaginado aconteció. Puede que ella no lo relacione, pero ninguna cosa sucede por accidente. Este es un mundo de ley. Los acontecimientos más horribles deben ser imaginados primero. Esto también es cierto de las cosas más bellas, ya que todo es imaginado primero, sea bueno, malo o indiferente.

Pablo te dice que a Dios se le encuentra al mirar los fenómenos. “Todas las cosas invisibles de Él se hacen claramente visibles desde el principio de los tiempos.” ¿Cómo? Por las cosas que son hechas. La chica hizo su escena. ¿Podría eso ser Dios? Sí. ¿No dijo Dios: “Yo hago morir, Yo hago vivir, Yo hiero, Yo curo. Yo hago todas las cosas y no hay quien pueda librar de Mi mano.”? Este no es un ser hablando en el exterior, sino la imaginación que es el Señor y no hay otro Dios. ¿No dices tú: “Yo soy”? Eso es Él. Así que ahora que has encontrado a Dios, glorifícale como a Dios. Cuando lo que habías imaginado suceda, glorifica a tu imaginación como a Dios.

En la actualidad tú puedes pensar en Dios como alguien [que se encuentra] arriba en el cielo, pero no en tu imaginación.

Sabes que tú eres capaz de cometer actos desagradables, pero no puedes creer que Dios pudiera hacer tal cosa; sin embargo yo digo que Dios – tu imaginación – es capaz de hacer morir, hacer vivir, herir y curar.

Pregúntale a la chica quién estaba apuñalando al hombre y ella responderá: “Yo soy”. Ese es Su nombre. ¿Y quién le puso el cuchillo en su garganta? ¿No respondería el hombre: “Yo soy”? Él tuvo que imaginar eso, también, pues el drama se llevó a cabo con un cuchillo, no con un arma de fuego. El hombre tuvo que imaginar las consecuencias que resultarían de no tener él éxito y, por lo tanto, el drama que tuvo lugar en el mundo fue causado por Dios dentro del Hombre, y sólo hay un Dios.

Si tienes un deseo auténtico, formúlalo y luego mentalmente muévete. Puedes moverte en el exterior muchas veces y no cambiar. Debes moverte en tu interior y ver el mundo desde siendo ya la persona que quieres ser. Si lo haces, te habrás movido de donde estabas al cumplimiento de tu deseo.

El movimiento es mental, todo en tu imaginación. Ahora bien, si el deseo es auténtico, independientemente de lo que el mundo hará, permanece en ese estado y lo traerás a la visibilidad.

Sin embargo, sin movimiento es imposible traer algo de un estado invisible a uno exterior visible. Todo el mundo puede hacerlo porque cada persona tiene una imaginación que es Dios, y sin Él ninguna cosa es creada, y todo lo que se crea es hecho por Dios, sea bueno, indiferente o malo.

Toma mi palabra. Te he dado a conocer al creador de tu vida. Ahora que le conoces no seas como los Romanos de los que Pablo habló, que a pesar de que conocían a Dios no le glorificaron como a Dios, sino que intercambiaron al Dios inmortal por una imagen a semejanza [de Él], y el verdadero conocimiento de Dios por una mentira en su lugar, sirviendo a lo creado en vez de al creador, que es la imaginación.

Si solamente controlaras lo que estás imaginando, ninguna cosa sería imposible para ti.

Y descubrirás que cuando encuentras a Dios, tus valores cambian. Ya no adorarás a cosas, en cambio adorarás a Dios, el creador de las cosas. Es tan emocionante imaginar algo para un amigo y verlo venir a la existencia, a continuación dale las gracias al que dentro de ti lo hizo.

Cuando le agradeces a Dios, adoras y sirves a Dios. Cuando tu amigo te de las buenas noticias de que él tiene lo que tú habías imaginado para él, agradécele por contártelo; pero tus gracias reales irán para Dios, pues – habiéndole encontrado, tú ahora le glorificas, sabiendo que Él nunca te decepcionará (fallará).

Cuando imagines no tienes que hacerlo con tensión hinchando las venas. Simplemente deja que así sea. Sabiendo que tu petición es auténtica, imagínala como ya cumplida y entonces confía absolutamente en Él.

Esto no tiene nada que ver con ningún código moral o ético, sino con tu confianza en Dios. Sabiendo que cuando tú imaginas, Dios está actuando y Dios es fe, confía en Él para que haga que se cumpla [tu deseo] porque lo hará, y de una manera que tú nunca podrías idear.

Si quieres algo no te preguntes si estás capacitado (si eres apto para ello), solamente asegúrate de que tu petición sea auténtica. No te preocupes acerca de cómo y cuándo sucederá, simplemente asume que tú ya estás allí y de una manera que nadie sabe ocurrirá. Tu negocio crecerá, tu familia crecerá, todo será como has imaginado.

Puedes permanecer perfectamente inmóvil y [al mismo tiempo] moverte de modo que puedas ser visto en el punto en el espacio en el que has imaginado que estás. Yo lo he hecho. Mi hermana de Barbados quería verme aunque yo me encontraba físicamente a 2.000 millas de distancia, de modo que me trasladé en mi imaginación, y cuando ella entró en la habitación de su hijo me vio a mí tumbado en la cama.

Ella me escribió ese mismo día y me contó su experiencia, así que yo sé que todas las cosas son posibles, pues tú y Dios sois uno.

Toma mi palabra. Sin movimiento es imposible traer algo a la existencia, y el movimiento es dentro de ti. Sabiendo exactamente lo que quieres, ve el mundo desde la premisa de que lo tienes. Si el mundo sigue siendo el mismo no te has movido. Sólo cuando [el mundo] puede ser visto después del cambio, puedes saber que te has movido.

Ahora continúa pensando desde el nuevo estado, pues el movimiento solamente puede ser detectado por un cambio de posición en relación a otro objeto. Un amigo es un buen marco de referencia. Mirándole a la cara, deja que él te vea como lo haría si tu deseo se hubiera cumplido. Te vería de modo diferente, ¿no? Si él es uno de los que te felicitarían, acepta sus felicitaciones. Extiende tu mano mentalmente y siente la realidad de su mano. Escucha y oye la realidad de sus palabras de felicitación. Entonces ten fe en tu realidad invisible, porque si lo haces, ningún poder puede impedir que entre en tu mundo.

Ahora entremos en el silencio.

 

EL CREADOR (Neville Goddard – 27 de octubre de 1969)

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