CONFERENCIA ESTADOS ETERNOS – NEVILLE GODDARD – (9 de septiembre de 1968)
Siéntate tranquilamente y pregúntate a ti mismo quién eres, dónde estás y qué eres. Tus respuestas te revelarán tu estado de conciencia: tu cuerpo de creencias. Pablo dijo: “No miramos las cosas externas, sino las cosas no vistas, porque las cosas externas son temporales, pero las cosas invisibles son eternas”. Tus creencias, vistas por el místico, están personificadas. Forman un estado que controla completamente tu comportamiento. Cualquier modificación dentro de tu cuerpo de creencias resultará en un cambio en tu mundo exterior.
Blake nos dijo, “La eternidad existe y todas las cosas existen en la eternidad independientes de la creación que fue un acto de misericordia. Por esto verás que yo no considero que el justo o el malo están en un estado supremo, sino que cada uno de ellos son estados del sueño en los que el alma puede caer en sus sueños mortales del bien y el mal cuando abandona el paraíso siguiendo a la serpiente.”
Ahora, Blake utiliza la palabra “misericordia” solamente como alguien que ve que los estados son eternos; que en su misericordia Dios creó todas las cosas, no sólo unas pocas, de modo que cualquier situación que se pueda concebir ya existe en la eternidad. Cuando Blake dijo, “La eternidad existe y todas las cosas existen en la eternidad independientes de la creación que fue un acto de misericordia”, él se refería a que todo lo que tú ves está muerto, una parte de la estructura eterna del universo. Tú eres su poder operante. Cuando entras en una escena se vuelve animada. Luego empiezas a perderte en tu propia animación y a creer que es independiente de tu percepción. Mirándola, no puedes creer que estés causando la animación, pero lo estás haciendo.
Tú y yo somos almas vivientes, enterradas en un mundo de muerte. Estamos destinados a ser espíritus dadores de vida a través de un acto de misericordia, pero hasta [que llegue] ese momento animamos lo que percibimos. Cuestionándose, Blake se pregunta: “Oh, miserable hombre que yo soy, ¿quién me liberará de este cuerpo de muerte?” Permíteme decirte que ningún poder terrenal puede hacerlo, sólo Dios.
Pedro nos dice, “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Por su gran misericordia hemos renacido a una esperanza viva a través de la resurrección de Jesucristo de entre los muertos”. Esto es verdad, pues sólo por el gran acto de misericordia de Dios podemos nacer de nuevo. Ahora enterrado en un mundo de muerte eterna, estás animando formas muertas, creyendo que son independientes de tu percepción de ellas. Esto lo continuarás haciendo hasta que la gran misericordia de Dios despierte a Jesucristo dentro de ti. Si Cristo no estuviera enterrado en ti, no podría despertar en ti, y si no está en ti no podría emerger de ti. Por lo tanto, al igual que Pablo, llevas en tu cuerpo la muerte de Jesús. Es la tumba en la que está enterrado. Su despertar te libera de un cuerpo de muerte, pero hasta ese momento debes vivir y adaptarte al cuerpo muerto que llevas.
Ahora bien, hasta que tú nazcas desde arriba, manejas el poder que da vida a este mundo. Pues el mundo es un sueño lleno de escenarios muertos mientras eres Proteo. Al entrar en la escena causas que las partes tomen vida. Si no sabes esto, crees que hay otros y combates las sombras de tu propio ser.
Todas las cosas existen en la imaginación humana, y todos los fenómenos son producidos únicamente por la imaginación. Donde no hay imaginación todo se desvanece. Si hay escasez en tu mundo ahora y dejas de ser consciente de ella imaginando abundancia, la escasez desaparece; por lo tanto, cualquier modificación en tu cuerpo de creencias provocará un cambio en tu vida.
Ahora integrados en la muerte, resucitamos a la vida por el acto de misericordia. Las Escrituras llaman a esta transformación “Jesucristo”, pues es él el que está enterrado en nosotros; y cuando despierta y se levanta, nacemos desde arriba, liberándonos así de este cuerpo de muerte. Hasta ese momento en el tiempo tú puedes entrar en un estado, participar en él y moverte a otro. Así es como se hace. A pesar de que estoy viviendo aquí en Los Ángeles, deseo estar en la ciudad de Nueva York. Mientras estoy tendido en mi cama esta noche, cierro mis ojos físicos a la habitación que me rodea y asumo que estoy en Nueva York. Luego me hago a mí mismo las siguientes preguntas: Si yo estuviera en Nueva York ahora mismo, ¿qué vería? ¿Pensaría que Los Ángeles se encuentra a tres mil millas al oeste de mí? ¿Dónde están mis amigos y seres queridos? ¿Cómo están mis finanzas ahora que estoy aquí? Entonces respondería estas preguntas cuidadosamente y me quedaría dormido en la ciudad de Nueva York.
Ahora bien, una asunción (o suposición) es un acto de fe, y sin fe es imposible agradar a Dios. “Por fe entendemos que el mundo fue creado por la palabra de Dios, de modo que las cosas que se ven se hicieron de las cosas que no se ven”. Alguien que viera mi cuerpo físico me vería durmiendo en Los Ángeles, sin embargo, yo estaría durmiendo en la ciudad de Nueva York, porque yo soy todo imaginación y debo estar donde me esté imaginando que me encuentro. Mediante esta acción me ajusto imaginativamente a un estado que deseo realizar objetivamente. Y si he imaginado con convicción, dándole a la ciudad de Nueva York toda la viveza sensorial de la realidad, las cosas inmediatamente comenzarán a suceder para obligarme a hacer el viaje. Ya no imagino a la ligera, porque ahora sé que cada acto imaginario sucederá.
La primera vez que me topé con este principio pensé que era una estupidez. La idea de que la imaginación crea la realidad no tenía sentido. ¿Cómo podía nadie creer que una cosa existe sin ningún tipo de evidencia externa que la apoye? ¿Cómo podía un acto imaginario ser el hecho causante, que se fusiona y se proyecta a sí mismo? Aunque yo no creía que pudiera serlo, imaginé, ¡y obtuve lo que no quería! Así que ahora te familiarizo con lo que sé sobre este principio de imaginar y te guío hacia tu elección y su riesgo. Siempre hay un riesgo, pues puede que no quieras lo que has imaginado después de conseguirlo, así que te exhorto a seleccionar sabiamente.
¿Sabes lo que quieres de la vida? Puedes ser cualquier cosa que quieras ser si sabes quién eres. Parte de la premisa, “Soy todo imaginación y paso a través de estados”, pues la eternidad (todas las cosas) ¡existe ahora! Después de haber experimentado un estado y haberte movido a otro puede que creas que el estado anterior ha dejado de existir, pero todos los estados son eternos, permanecen para siempre. Como el viajero mental que eres, pasas a través de estados ya sea consciente o inconscientemente, pero tu identidad individual es para siempre. Tanto si eres rico como si eres pobre conservas la misma identidad individual cuando te mueves de un estado a otro. Si no estás en guardia puedes ser persuadido por la prensa, la televisión o la radio a cambiar tu concepto de ti mismo e inconscientemente moverte a un estado indeseable. Puedes moverte a muchos estados y actuar muchos papeles, pero como el actor, no cambias tu identidad. Cuando eres rico eres el mismo actor que cuando eres pobre. Son sólo diferentes papeles que estás interpretando.
Estás unido a tu cuerpo físico por las experiencias que ahora estás teniendo, pero no eres el cuerpo que llevas puesto. Llegará el día en que despertarás a este hecho. Entonces, como Proteo, asumirás cualquier forma para el papel que quieras actuar. Si se trata de un pez, serás un pez. Si se trata de un hombre, serás un hombre, pues eso es quien es Dios. Aprende a ajustar tus sentidos a lo que desees ser. Al igual que yo me trasladé [en mi imaginación] a la ciudad de Nueva York, tú puedes moverte al estado de riqueza, fama, o a cualquier estado que desees. Determina cómo se sentiría y ajusta tu pensamiento asumiendo que lo estás sintiendo ahora.
Mira tu mundo mentalmente. Tu nivel actual de hechos objetivos puede ser el mismo que el de antes, pero en tu imaginación escucha a tus amigos felicitarte por tu buena fortuna. Entonces cree en la realidad de esta experiencia invisible. Como Pablo, no pongas tu vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las cosas visibles son temporales, mientras que las cosas invisibles son eternas. Hace doscientos años Blake hizo esta declaración, “La eternidad existe y todas las cosas existen en la eternidad, independientes de la creación que fue un acto de misericordia”. Hace tres mil años el escritor desconocido de Eclesiastés lo dijo incluso de manera aún más bella: “No hay nada nuevo bajo el sol. ¿Hay alguna cosa por la que se diga, ‘Esto es nuevo’? Ya ha existido en épocas pasadas, pero no hay memoria de las cosas que llegarán a ser más tarde entre aquellos que vendrán después”.
El año pasado, uno de nuestros grandes físicos, el profesor Richard Feynman de Cal Tech, dijo lo mismo, pero no tan bellamente como Blake o el autor desconocido de Eclesiastés. Esto es lo que el profesor Feynman dijo: “Toda la historia espacio/tiempo del mundo está establecida y nosotros sólo nos hacemos conscientes de sus porciones cada vez mayores de manera sucesiva”. Por esto el profesor Feynman recibió el Premio Nobel y puede que 50.000 dólares, mientras que Blake, que lo vio místicamente y lo plasmó poéticamente, se fue a la tumba sin ningún tipo de reconocimiento. El profesor Feynman basó sus conclusiones en su estudio sobre la desintegración del átomo. Al darse cuenta del peculiar comportamiento de un pequeño positrón cuando lo colocó en un líquido, se dio cuenta de que toda la historia espacio/tiempo del mundo ya está establecida, y que el hombre sólo se hace consciente de sus porciones [cada vez mayores] de manera sucesiva.
He visto lo mismo en mis visiones y sé que el mundo está muerto. He entrado en una habitación como ésta, para descubrir que yo soy el espíritu que la anima. Deteniendo la actividad en mí que causaba que la escena cobrara vida, todo se congeló. La camarera no caminaba. Los pájaros no volaban. Los comensales no comían. Entonces supe que cuando liberara su actividad en mí todas las cosas y cada persona continuarían para completar su intención. Al liberar mi poder, la camarera completó el servicio, el pájaro voló a la rama del árbol y la hierba empezó a moverse, también la hoja que quedó suspendida en el aire cayó al suelo. Ahora sé que soy el centro del poder creativo. Llegará el día en que tú también despertarás y ejercerás tu poder creativo conscientemente. Ése es nuestro destino, pues todos despertaremos como Dios y usaremos este poder para crear en el verdadero sentido de la palabra.
Trata de recordar que no existen límites para el poder creativo de Dios, o tu poder de creencia. Persuádete (convéncete) de que las cosas son como tú deseas que sean. Quédate dormido en esa asunción (o suposición), ya que es tu acto de fe. Mañana el mundo empezará a cambiar para hacerle espacio a la vestimenta de tu asunción. Si es necesaria una persona o si lo son diez mil para ayudar al nacimiento de tu asunción, ellas vendrán. No necesitarás su consentimiento o permiso porque el mundo está muerto y, ¿cuál sería el propósito de pedirle a gente muerta que te ayude? Simplemente ten claro lo que quieres, anima la escena, y aquellos que jueguen su parte empezarán a moverse hacia el cumplimiento de tu deseo.
Inténtalo antes de emitir un juicio sobre esto. Sé que no tiene sentido, pero se demostrará en la puesta en práctica y entonces no importará lo que el mundo piense. Si hay evidencia de una cosa, ¿realmente importa lo que alguien más piense al respecto? Te animo a intentarlo, porque si lo haces no fallarás.
Es maravillosa la ley de la Asunción