TRES PROPOSICIONES -UNA LECCIÓN ESENCIAL – NEVILLE GODDARD (
Mi primera proposición es esta, el estado individual de conciencia determina las condiciones y las circunstancias de la vida de una persona. La segunda proposición es, que el individuo puede seleccionar el estado de conciencia con el que desea identificarse. La tercera, se deduce naturalmente, el individuo puede ser lo que desea ser.
Si la primera proposición es cierta, el estado de conciencia del individuo es la única causa de los fenómenos de su vida, entonces la pregunta normal y natural que se plantea es ¿si él puede cambiarlo, por qué no lo cambia a un estado más deseable? Bueno, eso no es tan fácil como parece.
Hoy esperamos darte una técnica para hacerlo más fácil, aunque al hombre le resulta muy difícil dejar las cosas a las que se ha acostumbrado, porque todos nos quedamos estancados en lo habitual.
Puede parecer curioso, hace años atrás – eso fue durante la última guerra – apareció una caricatura muy desarreglada; quizás la viste, salió en el ‘New Yorker’ , era una de George Price. Había una sola habitación pequeña, un fregadero apilado hasta arriba con platos sin lavar, yeso cayéndose de las paredes, y estas dos personas de mediana edad, ella sentada en una silla leyendo una carta, despeinada, con el pelo enmarañado, y él con la ropa rasgada, los pies sobre la mesa y los calcetines mostrando agujeros – ella está leyendo una carta de su hijo soldado en el extranjero. El título de la imagen es este: “Él dice que echa de menos la casa”. Ahora, tú deberías ver el interior de esta casa, una habitación completamente desordenada, pero el joven la echaba de menos.
Al hombre le resulta difícil desprenderse de lo habitual; así que esta mañana hemos traído estas tres proposiciones, y espero poder dejar en claro que puedes aplicar este conocimiento para realizar cada uno de tus objetivos. Es el colmo de la locura esperar que los cambios se produzcan con el simple paso del tiempo, porque aquello que requiere un estado de conciencia para producir su efecto, no podría ser efectivo sin tal estado de conciencia.
Por lo tanto, si debo estar en la conciencia de lo que estoy buscando antes de encontrarlo, entonces lo único que hay que hacer es adquirir ese estado de conciencia. La mayoría de nosotros ni siquiera sabemos a qué nos referimos por ‘estado de conciencia’. Para aquellos que están aquí por primera vez: simplemente se entiende por estado de conciencia, a la suma total de todo lo que un hombre cree, acepta y consiente como verdadero.
Ahora, no tiene que ser verdad; puede serlo, pero no necesita ser verdad, podría ser falso, podría ser una verdad a medias, podría ser una mentira, podría ser una superstición, podría ser un prejuicio, pero la suma total de todo lo que un hombre cree, constituye su estado de conciencia. Es la casa en la que habita y mientras permanezca en esa casa, enfrentará problemas similares, las circunstancias de la vida seguirán siendo las mismas. Él puede moverse físicamente a través de los confines de la tierra, pero él encontrará condiciones similares; él no puede escapar de la casa en la que habita. La Biblia habla de estas casas como mansiones del Señor, habla de ellas como ciudades, habla de ellas como habitaciones, como habitaciones superiores, se utilizan todo tipo de palabras para describir los estados individuales de conciencia. Y el llamado en la Biblia, es siempre a mudarse y ocupar el piso superior, es decir, subir a un nivel más alto dentro de uno mismo.
Ahora, si no conoces el estado en el que habitas, hay una técnica muy simple que puedes emplear para descubrir ese estado. El hombre que habita en un estado – y todos habitamos en estados – podría descubrir fácilmente el estado escuchando dentro de sí mismo y observando sus propias conversaciones mentales internas, porque el estado está cantando su propia canción y se revela en el habla interna del hombre. Si escuchas con atención y sin crítica lo que estás diciendo internamente, descubrirás el estado. Y no te sorprenderá que las cosas sean como son, porque escucharás dentro de ti la causa de los fenómenos de la vida.
Así que lo que estás diciendo y haciendo internamente, es mucho más importante que lo que reconoces exteriormente o aparentemente expresas exteriormente; de modo que cuando un hombre sabe lo que está haciendo internamente, entonces él puede cambiarlo. Si nunca has observado acríticamente tus reacciones a la vida; si eres totalmente inconsciente de tu comportamiento subjetivo, entonces eres inconsciente de la causa de las cosas en tu mundo. Pero si te haces consciente del estado, entonces simplemente lo cambias.
Aquí hay una técnica que he encontrado de gran ayuda y me parece que funciona como un milagro; cualquiera puede hacerlo. Yo sé que algunos de ustedes aquí posiblemente provienen de formas de vida extremadamente ortodoxas y les puede parecer extraño incluso el estar aquí, pero te aseguro que no estás solo, muchos de tus líderes en la esfera ortodoxa buscan una audiencia con el orador; muchos rabinos han estado en mi casa, muchos sacerdotes y muchos líderes protestantes, muchos de ellos. Vienen a mi casa para la interpretación del libro, el cual públicamente no se atreverían a dar ninguna otra interpretación distinta de la interpretación literal más extrema. Así que no te sorprendas si escuchas cosas aquí que podrían alarmarte; tus líderes están alarmados. Pero esta es una técnica que he encontrado muy útil.
Antes que todo, el hombre permanece por siempre en presencia de una energía infinita y eterna, de la cual proceden todas las cosas, pero que sigue patrones definidos. No sale simplemente del hombre y se cristaliza en cosas en alguna extraña manera al azar. Sigue una senda definida y la senda que sigue es establecida por el hombre en sus propias conversaciones internas. Así que, aunque el hombre está llamado a cambiar su forma de pensar para que pueda cambiar su mundo, porque se nos dice: “Sean transformados mediante la renovación de su mente”, el hombre no puede cambiar su pensamiento a menos que cambie sus ideas, porque él piensa a partir de sus ideas.
Por tanto, si quisiera cambiar y transformarme, debo poner nuevas sendas y las sendas que coloco siempre se establecen en mi propia conversación interna. Entonces, ¿qué estoy diciendo ahora cuando aparentemente estoy solo? Yo puedo sentarme en esa silla, pararme aquí o caminar por las calles y no puedo dejar de hablar. El hombre no se da cuenta de que está hablando, porque nunca está lo suficiente silencioso para escuchar la voz que habla dentro de sí mismo, pero interiormente está susurrando lo que externamente está teniendo lugar como condiciones y circunstancias.
La mayoría de las cosas que susurra son negativas para justificar su comportamiento. No hay necesidad de justificar. Él está excusando la demora o excusando el fracaso, o está discutiendo, o está juzgando con severidad o está condenando. Muchos de nosotros tenemos un secreto afecto por las heridas: no queremos gustarles a ciertas personas; simplemente no nos gustaría que les gustáramos. Simplemente no queremos que ocurran ciertas cosas en nuestro mundo, aunque puedan aportar un mayor confort y una mayor satisfacción. El hombre tiene un sentimiento peculiar, extraño, un pequeño afecto por el sentimiento de no ser deseado o el sentimiento de ser herido, y le gusta hablar de ello. Bueno, intenta sacar a ese hombre de ese estado habitual, sería tan difícil como mantener a ese joven soldado lejos de aquella desordenada habitación; él regresa a las desordenadas habitaciones dentro de sí mismo. Tú no ves los platos sin lavar dentro de ti mismo, pero si sólo pudieras ver el estado psicológico interno en el que la mayoría de nosotros habitamos, verías una habitación mucho más sucia que la que George Price ilustró en la revista ‘New Yorker’. Están todos los platos sucios en nuestro interior, por fuera los lavamos, pero como se nos dice en la Biblia, ‘dejamos el interior sin lavar y nos volvemos semejantes a sepulcros blanqueados’.
Si yo deseo sinceramente cambiar mi mundo, no hay nadie en mi mundo a quien necesite cambiar excepto a mí mismo. Por lo tanto, no necesito cambiarte como individuo, pero sí necesito cambiar mi actitud hacia ti. Si no te gusto o si pienso que no te gusto, o si tu comportamiento me ofende, la causa de esa ofensa no está en ti ni en tu comportamiento, sino que yo debo buscar esa causa dentro de mí mismo. Ahora, si soy serio y honesto sobre mi búsqueda, la encontraré y veré que internamente, cuando pienso en ti, nunca es una conversación agradable la que sostengo contigo. Así que déjame sentarme ahora y traerte ante el ojo de mi mente y al hacerlo, déjame imaginar una conversación que implicaría un cambio radical en mi mundo; déjame traerte y cambiar mi actitud hacia ti, poniendo nuevas sendas relativas a ti. Estas sendas se convertirán en las sendas a través de las cuales se derramará esta energía eterna, una energía que sólo está pensando; moviéndose a través de las sendas establecidas en mis propias conversaciones internas resultará en cambios en mi mundo externo. Si repito las conversaciones y lo hago con más frecuencia, entonces se convierte en un hábito y descubriré que cuando me ocupo de los asuntos de mi Padre en el mundo externo, estoy internamente, a través del hábito, llevando estas conversaciones cambiadas y más amables.
Ahora, una transformación de conciencia, definitivamente resultará en un cambio en el entorno y las condiciones. Pero me refiero a una transformación de conciencia, no me refiero a una ligera alteración de conciencia como un cambio del estado de ánimo. Es bueno cambiar el estado de ánimo de uno desagradable a uno encantador, pero yo quiero una transformación y por transformación me refiero a un estado en el que me he estado moviendo y me muevo tan a menudo, que se convierte en un hábito.
Entonces ese estado se hace tan estable que expulsa de mi conciencia a todos sus rivales y, ese estado central habitual, define mi carácter y realmente constituye mi nuevo mundo.
Eso significa una transformación, pero si sólo lo hago un poco y regreso a mi estado anterior, entonces puedo haber tenido un ascenso temporal pero no notaría cambios radicales en mi mundo exterior. Yo notaré estos cambios en mi mundo exterior si interiormente realmente he cambiado. Entonces sin esfuerzo de mi parte, encontraré que el mundo exterior está cambiando para corresponder a los cambios que tuvieron lugar dentro de mí.
Tenlo presente – no puedo enfatizarlo lo suficiente, ya que es de gran importancia – este algo maravilloso llamado ‘la capacidad del hombre de hablar dentro de sí mismo y sin la ayuda de nadie en el mundo’. Sentado solo en casa él puede construir una frase que implicaría el cumplimiento del ideal; tú puedes construir una frase que implicaría que bendigo a una amiga porque ha realizado su objetivo, que lo que tú sabes que ella quiere, ya lo tiene. Entonces, ¿qué te diría ella si lo hubiera realizado? Bueno, escuchas atentamente como si hubieras escuchado y realmente escucharás, si estás lo suficientemente en silencio, escucharás como viniendo de afuera, lo que realmente estás susurrando desde dentro de ti.
El hombre es este maravilloso templo en el que se lleva a cabo todo el trabajo y el mundo exterior es sólo una proyección del trabajo realizado dentro de sí mismo. Este, llamado hombre presente, lamentablemente está dormido. Se nos dice bellamente en la Biblia que Adán se durmió, en el segundo capítulo de Génesis. Fue puesto en un sueño profundo del cual no ha sido despertado. No hay ninguna referencia en la Biblia donde Adán haya sido despertado de su sueño, pero hay una referencia donde se despertó, pero no como Adán; despertó como un segundo hombre llamado Jesucristo. Así que en Cristo se despiertan; en Adán todos duermen.
Un hombre que está totalmente inconsciente de la actividad mental que se desarrolla dentro de él, es el que duerme como Adán, él no lo sabe; él camina con los ojos bien abiertos, puede ser una persona muy importante en el mundo, puede ser rico, puede ser famoso, puede tener todas las cosas que admiras, pero si él está totalmente inconsciente de esa actividad mental que es la causa de los fenómenos de su vida, ese hombre está profundamente dormido y es personificado como Adán. Él leerá su Biblia y pensará que es una historia literal; él leerá donde se puso a dormir a Adán y que de Adán se tomó una costilla y se formó una mujer llamada Eva, pero cuando un hombre comienza a despertarse se da cuenta de que esta Eva simbólica de la Biblia, es sólo su propia emanación ahora llamada por el nombre de la naturaleza.
Y la naturaleza es su esclava y debe moldear la vida a su alrededor como lo hace dentro de sí mismo. Pero si está dormido, la moldea en confusión, pero él la moldea de todos modos, ya que usa la misma técnica que su Padre usó para construir un mundo. Él usa el habla, él usa la conversación interna, y así es como se creó este vasto mundo; entonces él usa la misma técnica, él tiene el habla y tiene la mente, pero en el estado de sueño, provoca condiciones extrañas y no sabe que él es la causa de las cosas extrañas a su alrededor.Cuando él comienza a despertar, entonces despierta sólo como Un ser, despierta como Jesucristo y el ser llamado Jesucristo, personificado en nuestros evangelios, es simplemente la imaginación despierta y amorosa. El amor imaginativo, donde sólo el amor lo guía, es incapaz de escuchar nada más que lo amoroso. Cuando ese ser comienza a despertar, no ve las cosas con pura objetividad, ve todo subjetivamente relacionado con él mismo. Él es incapaz de encontrarse con un extraño; puede que se encuentre con alguien por primera vez, pero sabe que no es realmente un extraño, que el hombre no tenía poder para entrar en su mundo, salvo que él mismo lo trajera. ‘Ningún hombre puede venir a mí, salvo que yo lo llame’; ‘Ningún hombre me quita la vida, yo mismo la dejo’; ‘Tú no me elegiste a mí, yo te he elegido’. Aunque aparentemente vienes ahora por primera vez en mi vida, aun así, tú no me elegiste, yo te he elegido. Entonces veo a cada ser subjetivamente relacionado conmigo mismo. Así, en ese estado te vuelves incapaz de hacer daño, has superado toda la violencia que antes habías expresado en el mundo cuando estabas dormido. No hay condena para el hombre dormido, él está soñando confusión porque no sabe quién es él, pero comienza a despertarse con las técnicas que se dieron esta mañana.
Si tomas esta técnica y la pruebas conscientemente – porque aquí no estoy apelando a la mente que pasivamente se entrega a las apariencias, estoy apelando al Cristo en ti, que es el uso consciente activo de tu amorosa imaginación. Por lo tanto, cuando te sientas y predeterminas lo que quieres escuchar y lo escuchas hasta que lo oyes, y te niegas a escuchar algo más que eso, entonces estás usando el único poder en el mundo que despierta a un hombre, estás usando tu amorosa imaginación, que es “Cristo en ti, la esperanza de gloria.”
Aquí hay una dama, la semana pasada ella había escuchado la historia de la revisión; su esposo la llamó; era un gran problema, involucraba una fortuna. Él había enviado ciento ochenta metros de película a Acme y ellos le habían devuelto la película, sólo los primeros noventa estaban buenos. Los otros noventa eran basura – como ellos lo llamaron – no había nada, completamente en blanco. Sin embargo, estaban en contra del tiempo, esos ciento ochenta metros de película tenían que estar en un avión rumbo a Chicago en el presente inmediato, en menos de doce horas tenían que estar allí, ese era el contrato; pero se tomaron noventa metros de película, no aparecía ningún sonido, todo estaba en blanco.
Ella se sentó cuando su esposo la llamó desesperadamente; se sentó en la cama justo donde había recibido la llamada, levantó el auricular y se sentó en silencio hasta que ella oyó que el teléfono sonaba y a través de ese cable, la misma voz, pero ahora no era una voz ansiosa, sino una voz tierna y amorosa. Era su esposo explicando que todo se había resuelto, habían encontrado lo que aparentemente habían perdido para siempre. Ella se sentó en silencio durante una hora y diez minutos, y allí escuchó y escuchó hasta que todo el cuerpo se quedó en silencio escuchando sólo lo que ella quería escuchar. Y una hora y diez minutos más tarde, mientras aún estaba en el silencio, sonó el teléfono; era su esposo quien llamaba para decirle que Acme lo llamó para explicar y disculparse, había sido su error, habían encontrado los noventa metros de película que faltaban. Y no era basura, no estaba en blanco, todo estaba perfecto.
La persona promedio, desconociendo esta ley de revisión o incluso aquellos que la conocen, habrían aceptado como definitiva la evidencia de los sentidos y recibiendo noticias que parecían tan verídicas, habrían entrado en una gran angustia, llamando a Acme y enviando todo tipo de mensajes para corregirlo. Pero ella escuchó y actuó de acuerdo a eso; y esto es a lo que me refiero cuando digo que un poco de conocimiento, si lo llevas a cabo en la acción, será mucho más beneficioso que mucho conocimiento que olvidas llevar a cabo en la acción. Muchos de ustedes aquí presentes – y esto no es un juicio – tienen el mismo conocimiento que tiene esta señora; ella recientemente ha estado viniendo aquí, pero ella escuchó, ella asistió a todas las reuniones en el Ebell y ella ha estado aquí; sin duda ella está aquí esta mañana. Ella por lo menos vino los primeros dos domingos y no se ha perdido ninguno en el Ebell, y después de haber escuchado el arte de la revisión, actuó en consecuencia.
Otros escucharon el arte de la revisión, ¿has actuado en consecuencia? ¿Anoche dejaste que el sol descendiera sobre tu ira? ¿Dormiste anoche con algún problema, algún conflicto sin resolver? ¿O anoche realmente te acostaste habiendo resuelto todas los conflictos y problemas del día? Todos los pequeños problemas, cada uno debe ser resuelto, debes reescribir la obra. Si no reescribiste los eventos de ayer e hiciste que se ajustaran al ideal que desearías haber experimentado, entonces escuchaste, pero no eres un hacedor, y así se nos dice en la Biblia “Sean hacedores de la palabra y no simplemente oidores, porque si eres es un oidor y no un hacedor, entonces eres como un hombre que mira su rostro en un espejo y se da vuelta y se olvida qué clase de persona es. Pero si eres un hacedor y no un oidor olvidadizo, entonces serás bendecido en lo que haces, porque mirarás a la ley de la libertad y te liberarás a ti mismo y liberándote a ti mismo, serás bendecido en lo que haces”. Para aquellos de ustedes que son estudiantes de la Biblia y quieren verificarlo, lean el Libro de Santiago. Encontrarán esa historia en el primer capítulo de la Epístola de Santiago, donde él mira y se libera a sí mismo. Así ella se liberó a sí misma, escuchando hasta que oyó exactamente lo que quería escuchar y realmente ella lo escuchó una hora y diez minutos más tarde. Ahora, la mayoría de las personas a las que les digo no habrían actuado en consecuencia; por hábito habrían entrado en angustia, habrían echado humo y se habrían preocupado, y ese mismo día habría llevado a casa las noticias negativas que sin duda él habría tenido, ambos habrían dormido permitiendo que el sol descendiera sobre su ira.
Pero ahora sabes que no hay nada que cambiar en el exterior, esa primera proposición es verdadera, que el estado de conciencia del hombre – que significa simplemente todo lo que él acepta, todo lo que cree, todo lo que consiente, eso y sólo eso, es la causa de los fenómenos de su vida. El hombre puede cambiar su estado de conciencia y, por lo tanto, el hombre puede determinar las condiciones de su vida. Pero el paso del tiempo en sí, no hará nada; el tiempo es sólo una facilidad para los cambios en la experiencia, pero no puede producir el cambio. Es simplemente aquello que permite que se produzcan cambios, pero no puede producirlos. El espacio nos da la facilidad para la experiencia y el tiempo para los cambios en la experiencia, pero por sí mismos no hacen nada. Debemos operar el poder, entonces si el individuo no se convierte en el operador, esperará en vano.
Así que nadie aquí esta mañana, de hecho, nadie que venga aquí a lo largo del año, debería permitirse nunca culpar a otro, nunca permitirse justificar el fracaso, porque sólo está delatando su propia falta del uso de esta ley. A cualquiera que escuches que se esté quejando de un tercero, no tiene idea de cómo se está traicionando a sí mismo, él te está contando sobre sus propios platos sucios, pero él no lo sabe. Él piensa que está en aquel que ahora está juzgando, pero mientras habla contigo, escucha atentamente y observa qué debe lavarse dentro de él y ayúdale. En el ojo de tu mente, reescribe el guión que escuchaste y cuando lo dejes, imagina que escuchaste una conversación más amorosa que la que escuchaste. Sólo reescríbela para él y levántalo dentro de ti, porque esa es tu tarea, es mi tarea. No estamos aquí para condenar, estamos aquí para redimir; habiendo despertado, hemos encontrado a Cristo en nosotros como nuestra propia imaginación y así nuestro deber, como se dice el deber de Cristo, es hacer la voluntad del que me envió y la voluntad del que me envió es que “de todo lo que él me ha dado, yo no pierda nada”; entonces yo lo levantaré de nuevo y lo levantaré al encontrarme con alguien y encontrándolo abajo, yo lo levanto ‘dentro de mí’. Simplemente escucho lo que yo quiero escuchar de él.
Tú estás escuchando mi voz esta mañana, podrías tomar el tono, escucha atentamente y oirás este tono dentro de ti; cuando escuches el tono dentro de ti, entonces pone sobre ese tono, la palabra que deseas escuchar y después de haberla puesto, escucha y no te muevas hasta que escuches este tono comunicando esas palabras. Pero hazlas nobles; no tomes ese tono y pongas en él ninguna palabra fuera de la palabra que implicaría un estado digno, noble, porque no estarás lastimando a nadie más que a ti mismo. Si tomas a alguien y pones palabras sobre ese tono o esa voz, y las palabras no implican un espíritu noble, entonces sólo estás permitiendo que ese ser esté abajo dentro tuyo, no estás realmente cumpliendo con tu deber.
Así que aquí esta mañana, cree estas proposiciones y luego de haberlas creído, haz algo al respecto. Sale y toma lo que te hemos dicho sobre la conversación interna, es verdaderamente la más grande de las artes. Tú oyes y sólo escuchas lo que quieres escuchar. Tomas tu mano imaginaria y la pones en la mano de un amigo, la mano imaginaria de un amigo y allí lo felicitas por su buena fortuna. Si quieres que alguien te felicite, te permites ser felicitado. No bajas la cabeza, la mantienes en alto y aceptas la felicitación, y cuando tú lo felicites, imagina que él es totalmente consciente del bien que ya es suyo y él acepta esa felicitación y haz real el contacto.
Eso es verdaderamente entrar en el reino de los cielos, porque tú entras en el reino y el reino está dentro de ti, no está afuera, y siempre entras en el reino por una comunión amorosa y sabia. Puedes entrar al reino en cualquier momento del tiempo, al viajar en el tranvía, al viajar en los autobuses y en toda conversación, tú puedes entrar en el reino y bendecir a un amigo simplemente imaginando que ese amigo está contigo y que estás poniendo tu mano en su mano y felicitándolo por las buenas noticias que has escuchado sobre él, y escucha como si respondiera con amabilidad y en ese momento, lo has bendecido. Puede que esté a mil kilómetros de distancia, pero a partir de ese momento, las cosas comienzan a moverse dentro de su mundo, porque tú has producido un cambio en la estructura de su mente y cada modificación de la estructura de la mente de un hombre, deben dar como resultado los correspondientes cambios externos.
Así que tú provocas estos maravillosos cambios dentro de ti. Mira los testimonios, alguno que escuchaste esta mañana – aquí hay un montón de cartas y esto es realmente un montón grande, uno de los más grandes que creo haber recibido aquí y es el correo de esta semana. No puedo decirles lo emocionante que es recibirlas, una tras otra, ya no pidiendo más ayuda, sino elogiando y agradeciendo por el Principio que trajo la ayuda a su mundo. No puedo decirles cuántos, en las últimas dos semanas, han recibido un aumento en los ingresos, un aumento en la posición, un mejor estado de salud. Las cosas pasaron porque hicieron algo al respecto. No sólo estaban tomando asiento aquí el domingo por la mañana y esperando que las cosas sucedieran por asociación, ellos lo produjeron, produciéndolo primero dentro de sí mismos. Así que aquí esto atrae a los hombres que son lo suficientemente grandes como para sostenerse con sus propios pies, los hombres que quieren carne espiritual y han dejado atrás la leche que le dan al hombre dormido.
Entonces, si deseas el concepto literal, todavía estás dormido y éste realmente no sería el lugar para obtenerlo, ya que desde esta plataforma se te dará carne, carne espiritual, y debes salir y hacer algo al respecto. Si tuvieras el mayor conocimiento del mundo sobre alimentos y no comieras, morirías de inanición, por lo tanto, lo que cuenta no es el conocimiento de ello, sino su aplicación.
Ahora, la semana que viene, comenzaremos mañana, es interesante para aquellos a quienes les gusta su Biblia, aquellos a quienes les gustaría poner sus dientes mentales esta noche y venir mañana por la noche con un conocimiento intuitivo de ello, es el capítulo cuarenta y nueve del Génesis. Verás que mañana citaré mucho de ello; esto es lo que se dice en el capítulo cuarenta y nueve de Génesis. En primer lugar, reúne a sus hijos para contarles lo que iba acontecer en su futuro y hay doce de ellos. Es Jacob llamando a sus hijos, pero el quinto, cuando llama al quinto, le dice que el cetro nunca caerá, nunca se apartará de su mano, ni en una eternidad. Su nombre es Judá, el que fue el padre de la línea que floreció en Jesucristo, cuando lees la genealogía que nos fue dada en Mateo y Lucas.
Luego se dijo de Judá que tomó su borriquillo y lo ató a la vid y luego lavó su vestidura en vino y lavó su manto en la sangre de uvas. Y sus ojos estaban rojos con el vino y sus dientes blancos con la leche. Bueno, aquellos de ustedes que todavía quieran leer eso literalmente, pueden sentir algo de satisfacción al lavar su ropa con vino – yo no, yo prefiero beberlo – pero algunos la lavan con la sangre de uvas y luego los dientes blancos con leche y el ojo inyectado en sangre con el vino.
Pues bien, ese fue el que engendró con Tamar los gemelos que trajeron la línea que floreció en Jesucristo. Así que regresa y lee la genealogía de Judá y luego ve lo que hizo Judá y cómo tomó dos animales, uno era un borriquillo y el otro era un asno.
Ahora no te diré la interpretación, ejercita tu facultad intuitiva y ven mañana por la noche y escucha lo que tenemos que decir sobre la amatista o la piedra del vino; cómo un hombre debe hacer la amatista; cómo un hombre debe tomar sus vestiduras, una cosa que viste a la mente del hombre y lavarla con la sangre de las uvas; cómo un hombre no sólo debe hacerlo, sino que su ojo debe estar igualmente inyectado de sangre con el vino y sus dientes blancos con la leche. Y mañana te mostraremos por qué le pusieron la túnica escarlata y luego la más mística de todas – la túnica púrpura; así que cuando las colocaron hasta el último acto, fue la colocación de la túnica púrpura sobre el hombre que había despertado, que ahora está listo para ascender en lo alto, a niveles más altos dentro de sí mismo.
Pero no puedes ascender hasta que primero hagas la túnica púrpura y, aunque tenemos órdenes en este mundo que tienen túnicas escarlatas y túnicas púrpuras, ningún hombre puede hacerlo por ti. Por lo tanto, no puede ser tejido en ninguna fábrica, debe ser tejido desde la fábrica dentro de uno mismo.
Así que mañana por la noche para aquellos que están interesados en profundizar en los misterios, nuestro tema es “La duodécima, una amatista”[1]. El último acto de un hombre, el duodécimo, porque sólo hay doce, luego viene lo máximo, yo diría, a los ojos del hombre la menos preciosa de todas las piedras, pero a los ojos de Dios es la más preciosa y no es la pequeña cosa que encuentras entre las piedras, es la que encuentras dentro de ti. Así que ese es el tema de mañana.